CÓMO MEJORAR EN AJEDREZ I

 

¿Cómo mejorar en ajedrez?

Es la gran pregunta que le surge a ajedrecistas de todos los niveles. Y, aunque hay consejos válidos para todos, lo cierto es que la respuesta depende mucho de la fuerza ajedrecística de cada jugador y de su experiencia. Por ello, comenzaremos lanzando algunas recomendaciones universales antes de abordar casos más particulares.

Juega, juega, juega… ¡y analiza!

Aunque en muchas ocasiones hemos oído tópicos del tipo “jugando no se mejora”, no son del todo ciertos o, más bien, resultan incompletos. Por muchas opciones de entrenamiento que existan, manuales de todo tipo, programas informáticos o clases magistrales; la práctica del ajedrez siempre permitirá seguir mejorando a un jugador; especialmente, a uno disciplinado. En principio, todos los ritmos de juego son validos para aprender. De cada uno se beneficia el ajedrecista de un modo distinto. Si los más lentos proporcionan mayor complejidad de cálculo y razonamiento estratégico; las partidas blitz e incluso las relámpago entrenarán la intuición y los reflejos, además de permitir al ajedrecista adentrarse en un número elevado de posiciones con una inversión de tiempo menor.

Pero la disciplina, como ya hemos apuntado, será el auténtico factor diferencial a la hora de mejorar a través de las propias partidas. Antes de jugar partidas rápidas, conviene calentar el cerebro con ejercicios de táctica: afinar su agudeza o prepararlo para detectar ciertos patrones que probablemente se intuirán en algún momento de las partidas. Y, después de cada juego, resulta fundamental el análisis. ¿Por qué he ganado o he perdido? ¿Cuál fue la clave de la partida: un error estratégico, un golpe táctico, un fallo de apertura, un final mal entendido…? Respóndete a estas cuestiones y, entonces, repasa los movimientos sin ayuda de ningún ordenador. Trata de sumergirte de nuevo en las posiciones en las que crees que pudiste jugar mejor. Muchos maestros incluso recomiendan escribir todas estas reflexiones para, finalmente, comparar nuestro análisis con el que nos ofrece el ordenador. De los módulos de análisis no sólo hay que quedarse con la fría evaluación de la posición, sino comprender por qué da -1,5 de ventaja a las negras o por qué nos propone jugar Axc7 en el movimiento 32. Hay que entender -o intentarlo- qué hay detrás de todos esos datos.

Libros de ajedrez

Si bien decíamos que no llevaban razón quienes afirmaban que “jugando no se mejora en ajedrez”, también resultaría incompleto asegurar que “jugar y analizar es el único camino”. Nos dejaríamos entonces atrás la principal fuente del conocimiento: los libros. Porque ni siquiera los últimos avances en aplicaciones móviles para entrenar han logrado desplazar a los libros del lugar de privilegio que se han ganado durante siglos. Los hay para todos los niveles y sobre cualquier aspecto del juego. Desde aquel que acaba de aprender a mover las piezas hasta el Gran Maestro, cualquiera puede encontrar material escrito que le ayude a dar un impulso a su nivel. Elige uno o varios libros con los que comenzar a trabajar y prepárate para estudiar con un tablero al lado. Incluso con lápiz y papel para anotar las ideas más interesantes.

Vídeos comentados

Para quienes disponen de poco tiempo y todavía no son capaces de abordar un entrenamiento tan exigente o disciplinado, siempre queda la opción de visualizar lecciones o partidas comentadas por maestros. En internet han proliferado los canales dedicados a este tipo de contenido. Son una forma amena, aunque quizá bastante menos ambiciosa, de entender cómo razona un jugador de élite. Lo ideal sería recurrir a este tipo de material como mero entretenimiento o complemento a nuestro plan para avanzar en ajedrez, nunca como pilar fundamental de nuestro entrenamiento.

Clases de ajedrez

Formar parte de un grupo de alumnos de un nivel similar y recibir los conocimientos de un profesor suele ser la forma más eficaz para dar un sensible salto de calidad. El ajedrez es un juego infinito. Muchas veces, abrumador e inabarcable. Por ello, no siempre resulta fácil abordar el entrenamiento. ¿Debo estudiar aperturas o finales? ¿Y qué aperturas? ¿Hacer táctica o aprender estrategia? Las preguntas pueden llegar a angustiarnos o desanimarnos. Y, quizá la mejor forma de resolverlas sea con la ayuda de un profesor que nos oriente y nos canalice la información. Que nos transmita los conocimientos que realmente nos van a ser útiles y nos van a ayudar a comprender mejor el ajedrez, a pensar de la forma correcta y, en definitiva, a jugar mejor. Y, como en el caso de los libros, hay clases para todos los niveles.

¡No te desanimes!

El aprendizaje del ajedrez es una carrera de fondo. Es más: no hay meta, pero no por ello deja de ser apasionante. Las metas o los objetivos, se los pone cada jugador. Bien sea vencer a ese rival que siempre se nos resiste, subir a cierto nivel de Elo o ganar un campeonato. Fijarse objetivos ambiciosos y realistas a corto-medio plazo, así como a largo plazo nos mantendrá motivados. Además, la mejora en ajedrez llevará aparejada una recompensa de un valor incalculable: cuanto más entiendas el juego, más lo disfrutarás. Y esto es algo muy perceptible a medida que avanzamos.

Por contra, también es cierto que, una vez alcanzado cierto nivel, cada vez será necesario dedicar más esfuerzo para lograr mejoras significativas en nuestro juego. Puedes sentir que has llegado a tu límite o sentirte estancado. La frustración y el desánimo son sensaciones conocidas por cualquiera que se haya propuesto superarse en ajedrez, pero hay que ser conscientes de que la curva de aprendizaje de este deporte no es constante. Hay que saber adaptar el entrenamiento en esos momentos para poder salir del bache y dar el siguiente paso. Porque siempre es posible dar ese siguiente paso.

José Manuel Domínguez